Las Sociedades Económicas de Amigos del País, también conocidas como Sociedades patrióticas, no surgieron de modo casual en el momento de la crisis del Antiguo Régimen. En los estatutos de las primeras sociedades se pueden observar nuevas actitudes políticas y sociales que preludian el Nuevo Régimen Liberal y los nuevos regímenes parlamentarios y democráticos. En lo económico las Reales Sociedades se hallaban profundamente implicadas en la renovación de nuestras estructuras económicas, desde la agricultura al comercio y la industria. Las aspiraciones de políticos ilustrados como Campomanes, Olavides o Jovellanos eran compartidas por todas las Reales Sociedades de fin del S. XVIII.
La caída del Antiguo Régimen traería consigo profundos cambios legales para adaptar el nuevo régimen a los retos de una sociedad que aspiraba a la igualdad y a la libertad. Fue sin duda en el medio rural donde más afectaron los cambios legislativos. Toda la crítica de los ilustrados a las estructuras agrarias anquilosadas e improductivas del Antiguo Régimen, como consecuencia de los conocidos como “bienes de manos muertas” de la Iglesia, de los concejos municipales y de los vínculos de los mayorazgos de la nobleza terrateniente, se convierte ahora en instrumento legislativo para desmontar el viejo estado.
Las transformaciones de la propiedad y de la tenencia de la tierra eran medidas necesarias para la revolución de la economía, pero provocó situaciones dramáticas y de grandes desequilibrios en nuestra sociedad agraria por la carencia de alternativas, por la imprevisión y timidez legislativa o por la voracidad de unos pocos.
El municipio histórico de Vejer (Vejer-Barbate), desde tiempos de su repoblación, poseía un extensísimo patrimonio concejil, además de un singular caso de explotación comunal, las conocidas como hazas de suerte (391 parcelas de 25 fanegas, allá por 1590, y 350 suertes en 1900) que aún se reparten cuatrienalmente para su cultivo entre los vecinos del pueblo, caso insólito en el estado español. Tras la disolución de los señoríos, una parte de las tierras de aprovechamiento comunal (Retín y Boyar y hazas de suerte) aún se veían afectada por viejos tributos de carácter señorial o por un supuesto condominio del señor jurisdiccional. El nuevo régimen liberal no pudo eliminar estas gabelas y las discrepancias entre antiguos señores y vecinos fueron desviadas a los tribunales ordinarios que casi siempre fallaban a favor del señor de la villa.
El cambio de régimen de propiedad afectó a la propiedad y explotación de más de dos tercios de los terrenos productivos del término y a unas diez mil fanegas de baldíos con aprovechamiento comunal. Mientras las fincas de la Iglesia pasaron a manos de medianos propietarios, las grandes fincas de propios y comunes pasaron a grandes propietarios quienes cercaron sus fincas y acabaron con los antiguos aprovechamientos comunales que disfrutaban todos los vecinos.
Los extensos baldíos del complejo lagunar de la Janda, explotados tradicionalmente por pequeños propietarios y campesinos sin tierra, además de 31 hazas de suerte colindantes, fueron adjudicados a la empresa Moret y Cía, bajo el compromiso de la desecación de la laguna y sus humedales. Pero, pronto la familia Moret, sin haber alcanzado mínimamente el objetivo de la concesión de los terrenos, los vende a terceros latifundistas que se desentienden de la desecación de la Janda.
Las transformaciones de la propiedad afectaron a más de 60.000 fanegas de tierra productivas (35.000 has). Sin embargo, el cambio de propiedad y de tenencia de la tierra provocaron el desalojo de centenares de colonos y campesinos sin tierra de los baldíos, comunales y tierras eclesiásticas, aunque hay que señalar que afectó al incremento de la producción cerealista y ganadera y al crecimiento de la población jornalera autóctona e inmigrante.
La sociedad vejeriega de finales del XVIII y principios del XIX se mostraba dinámica, progresista y confiada en las transformaciones políticas y económicas del Nuevo Régimen. La existencia de una Real Sociedad de Amigos del País activa desde su fundación así lo confirma. La apuesta por el nuevo régimen liberal es patente en Vejer desde la ocupación francesa o el levantamiento de Riego. Bajo la “década ominosa” más de trescientos vejeriegos se jugaron la vida, sumándose a la insurrección de Torrijos en 1831. Tras el triunfo del régimen liberal, Vejer será uno de los pueblos de la provincia en donde el progresismo liberal prenderá con mayor pasión.
No obstante, la apuesta liberal de una gran parte de la población, las clases campesinas no se verían recompensadas con una distribución social de la tierra. Sólo unas pocas fincas municipales, muy distantes del pueblo y de mala calidad fueron distribuidas entre los jornaleros pobres entre 1837 y 1841. Las hazas de suerte, unos 350 lotes de tierra que perduraban ahora, seguían siendo el amparo y la esperanza del pequeño campesino. Pero, inevitablemente, el gran desencanto se transformó en conflictividad social.
A mediados del XIX, las reclamaciones campesinas derivan en manifestaciones revolucionarias: Vendidas por el Estado las tierras de la Iglesia y las grandes dehesas municipales, las reivindicaciones se centran ahora en la recuperación y conservación de los baldíos y comunales:
* Los extensos baldíos y hazas de suerte de la Janda concedidas por el Gobierno a la Cia. Moret constituían un gran fraude y motivo de escándalo, ante el incumplimiento de los empresarios.
* El condominio de tierras de Retín y Boyar con el Duque de Medina provocaba enfrentamientos entre arrendatarios del duque y campesinos que reclamaban los aprovechamientos comunales.
* La existencia de tributos señoriales sobre las hazas suerte resultaba una anacrónica exacción feudal, al haber sido disueltos los señoríos.
* Por último, la voracidad de los especuladores provinciales se cernía sobre las hazas de suerte, que, pese a su exención de la desamortización civil de 1855, exigían su venta pública a la Hacienda estatal.
Estas reivindicaciones provocaron entre 1854 y 1875 numerosos conflictos sociales. Hubo numerosas ocupaciones e incendios en el caserío y tierras de la Janda; las fincas de condominio ducal de Retín y Boyar, año tras año, eran pasto de las llamas. Y, por último, si el estado se atrevía a vender las Hazas de suerte, último reducto de los campesinos sin tierra, “sancta sanctorum” de los vejeriegos, correría la sangre.
No fue ajena la Sociedad de Amigos del País de Vejer a estos conflictos. Todos los Ayuntamientos de un periodo tan controvertido como el que va de la revolución de 1854 a la Restauración ya avanzada (1886), le solicitaban propuestas o sometían a su consideración sus decisiones. Posiblemente, la mejor virtud de la Sociedad Económica de Vejer fue la coexistencia de corrientes políticas antagónicas en su seno. Ciertamente, cuando los vientos eran favorables al progresismo, la Junta de Gobierno y su Presidente eran de signo progresista; en cambio, en momentos de tendencia conservadora, la dirección optaba por la vía moderada. No obstante, en todas sus actuaciones se percibe un respeto mutuo que asombraría en la actualidad.
En el sexenio revolucionario 1868-1874 la S. Económica de Amigos del País promueve, a petición de los respectivos Ayuntamientos, Memorias, Propuestas y Exposiciones que se elevan al Gobierno de la Nación. En 1869 la Sociedad de Amigos del País eleva una Exposición a la Diputación Provincial con los votos favorables del Ayuntamiento en la que se solicita la redención de los tributos señoriales, al considerar que tales “prestaciones” habían prescritos por las leyes de disolución de señoríos de 1811, 1823 y 1837.
Del mismo modo, en 1873 dirige al Gobierno de la Nación una Exposición exhaustiva en la que se demuestra que la empresa desecadora de la Janda ha incumplido las cláusulas de su concesión y solicita su anulación y retrocesión de los terrenos, tal como venían exigiendo los vecinos.
Nada de esto se conseguirá ni por la vía administrativa, ni mediante los tribunales ordinarios, ni mediante revueltas campesinas. Acabará el sexenio revolucionario, sin que estas reclamaciones sociales se resuelvan.
Pasada la etapa revolucionaria, nuevamente el Ayuntamiento de Vejer solicita la mediación de la Sociedad de Amigos del País para resolver el litigio con la casa de Medina Sidonia. El presidente de la Sociedad, el exsenador Eduardo Shelly, en 1875, remite al ayuntamiento una documentada y prolija Memoria en la que se proponen las bases para la redención de los censos que gravan las hazas de suerte y la liquidación del condominio ducal de las fincas de aprovechamiento comunal de Retín y Boyar. Sería largo exponer los procedimientos y motivos invocados por la Sociedad de Amigos del País para resolver el litigio entre ambas partes. Es loable que la Sociedad solicitara del Ayuntamiento elevar la consulta a todos los vecinos, distribuyendo por casas particulares y establecimientos públicos copias de la Memoria. Ciertamente, el documento fue la base de la última Transacción de Vejer con la casa de Medina Sidonia que liberó de tributación a las hazas de suerte, una vez fue aprobada por R.O. en 1876.
De todas las exposiciones y memorias enviadas al Ayuntamiento, Diputación o Gobierno de la nación es la única de la que disponemos original manuscrito completo. Sin duda esta Memoria de la que se hicieron numerosas copias, además de preservar en el sentir colectivo la labor de la Sociedad de Amigos del País, sirvió para ilustrar a los vecinos sobre el origen histórico de las hazas de suerte y desarrollar su conciencia de defensa de esta propiedad comunal, que ha llegado hasta nuestros días.
Pocos años más tarde, las continuas exposiciones y peticiones de la Sociedad de Amigos del País de Vejer, apoyada por el Ayuntamiento y por sus diputados en Cortes obtuvieron como resultado la Real Orden de 30 de octubre de 1886 por la que se eximía definitivamente de la desamortización de las Hazas de Suerte.
Muy poco se sabe del resto de las sociedades históricas de la provincia, fundamentalmente por la pérdida de sus archivos y bibliotecas.
La Sociedad Gaditana de Amigos del País tuvo una vida intensa, pero corta, aunque sus mejores logros tuvieron continuidad en la numerosas instituciones que promovieron (Academias, Bibliotecas, Ateneos, etc.) Se puede decir que en la segunda mitad del S. XIX cesa gran parte de su actividad, aunque su extinción legal acontece en 1905. Reconstituida en 1911 para promover el centenario de las Cortes de Cádiz, su existencia fue efímera, después de este acto conmemorativo.
Quizás una de las características más notables de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de la ciudad de Vejer haya sido su pervivencia activa en los cuatro periodos históricos de vida de las Sociedades. Su pervivencia en el tiempo convierte a la Sociedad Vejeriega en caso único en la provincia gaditana.
Como sucediera a otras muchas Sociedades de Amigos del País, la Sociedad Vejeriega decae a principios del S. XX y casi se extingue a la llegada de la segunda República. En tiempos de la Dictadura franquista los escasos miembros de las Sociedades aún vigentes, sobre todo en capitales de provincia, dedican todo su empeño a mantener su patrimonio urbano, sus bibliotecas y obras de arte, mientras que la vida asociativa, por razones obvias, declina hasta su parálisis definitiva.
El nuevo régimen democrático de 1978, que propició el régimen de libertades y derechos fundamentales, permitió el renacimiento de las principales Reales Sociedades Económicas de Amigos del País. En la actualidad se encuentran en vigor dieciocho Sociedades Económicas en España, tres en Hispanoamérica y una en Italia.
En la actualidad existe una Mesa de Coordinación de todas las Sociedades Económicas y se desarrollan Encuentros o Congresos cada dos años, desde el año 2000.
Antonio Muñoz Rodriguez
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